miércoles, 12 de enero de 2011

Un resumen del contenido de Santiago

Aparte de una brevísima introducción de identificación del autor en el v. 1, el primer capítulo de Santiago, puede dividirse en tres partes: 1). Los vv. 2-11 hablan acerca de la actitud positiva que el cristiano debe asumir frente a las pruebas. 2). Los vv. 12-18 hablan sobre la claridad que se debe tener con respecto al origen de las tentaciones (pruebas), a fin de enfrentarlas con éxito. 3). Los vv. 19-27 hablan acerca de la importancia de obedecer la Palabra de Dios aún en las situaciones difíciles. No basta con escuchar la Palabra de Dios, es necesario llevarla a la práctica. En términos generales, todo el capítulo uno de Santiago hace hincapié en la actitud interior del cristiano en la práctica de la fe.

El capítulo dos de Santiago constituye la segunda sección del libro. En los vv. 1-13 habla acerca de la actitud del cristiano hacia su prójimo y en los vv. 14-26 hace un llamado a demostrar la fe mediante las obras, en acciones de servicio al prójimo. En otras palabras, habla tanto del trato imparcial en las relaciones con el prójimo en la vivencia de la fe (vv. 1-13), como de la fe demostrada en acciones de servicio al prójimo (vv. 14-26). Si en el capítulo uno el hincapié está en la actitud interior del cristiano, en el capítulo dos se habla básicamente sobre la relación de la fe del cristiano con el prójimo. En otras palabras, el hincapié no está tanto en el conocimiento de la Palabra de Dios, sino en la aplicación de ella en la vida cotidiana.

El capítulo tres de Santiago constituye la tercera sección del libro. Se puede dividir en dos partes, pero ambas tienen que ver con el tema referente a los maestros de la Palabra de Dios. Los vv. 1-12 constituyen una franca exhortación pastoral, con el propósito de corregir la conducta respecto al uso y el contenido del lenguaje en la comunidad cristiana, de quienes pretendían ser maestros. Los vv. 13-18 continúa hablando a los maestros, pero ahora el hincapié está no tanto en el hablar sino en el hacer. En otras palabras, los vv. 1-12 hablan acerca del poder de las palabras, por lo que los maestros debían tener cuidado al hablar; mientras que los vv. 13-18 hablan de la fuerza o impacto de la conducta de los maestros, de modo que debían tener cuidado con su manera de vivir.

Los capítulos cuatro y cinco de Santiago constituyen la cuarta sección del libro. Se incluye en esta parte una variedad de temas de interés para la práctica de la vida cristiana. En 4:1-6 expone el problema de las malas relaciones tanto de los seres humanos entre sí como con Dios. En primer lugar, los vv. 1-3 indican que la raíz de los conflictos entre las personas está en los deseos egoístas y, en segundo lugar, los vv. 4-6 plantean el problema de la mala relación del ser humano con Dios, lo cual se evidencia en el amor al mundo y su sistema. En 4:7-10 habla de la realidad de los problemas espirituales con los cuales se enfrenta el cristiano, que le dejan como única alternativa humillarse delante de Dios. Y de manera específica, en 4:11 y 12 muestra como la mala relación con los hermanos es evidencia de desobediencia a la Palabra de Dios. En 4:13-17, Santiago se dirige a los que, apoyados en su soberbia, se jactaban de sus proyectos personales sin darle a Dios el lugar que Él merece. Allí mismo les muestra lo absurdo de semejante conducta. A fin de cuentas, Dios tiene la palabra final y por lo tanto debe ocupar el primer lugar en la vida. En 5:1-6 habla acerca de la actitud correcta que debían tener los cristianos ante los bienes materiales. El problema no era que las personas tuvieran riquezas, sino si eran legítimas y si las usaban con justicia. El texto de 5:7-11 habla de la perseverancia del cristiano en medio del sufrimiento, así que es una exhortación a la paciencia y la convivencia en medio de los sufrimientos. En 5:12 Santiago hace un llamado a la transparencia, la honestidad y responsabilidad, en la vida cristiana delante de los demás y delante del Señor. En 5:13-18 plantea el asunto de la buena relación con Dios y con los hermanos. La buena relación con Dios se mostraba en la fidelidad y obediencia a él en cualquier circunstancia, y la buena relación entre los cristianos se mostraba en la sensibilidad sincera para comunicarse, relacionarse y servirse unos a otros en momentos de necesidad. Finalmente, en 5:19-20, concluye con el reto de ayudar a los que se desvían de la fe.

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